martes, 20 de agosto de 2013

A propósito del diálogo: En la Reunión celebrada el martes 25 del presente, en la que se trataron cuestiones sobre el cambio de Director en la Unidad, el compañero Víctor insistió en que intentáramos dialogar, que los problemas de las Unidad lo resolviéramos a través del diálogo; pero muchas veces, cuando una palabra se usa de manera indistinta, llega un momento en que pierde sentido y de tanto uso y abuso del mismo se convierte en un slogan hasta llegar a desconocer significado. : Es por esto que, con el ánimo de compartir, recupero algunas expresiones relacionadas con el diálogo, en un intento de darle contenido. ¿Y qué es el diálogo? "El diálogo no es un mero intercambio de puntos de vista con otros individuos, o un esfuerzo por asumir una actitud más abierta ante otras posiciones; sino una oportunidad de esclarecer el propio nivel de percepción, analizarlo e ir más allá de los límites de la propia posición en busca de nuevos niveles de conciencia". Hartung y Ohliger, citado por Carlos Torres Novoa en "Paulo Freire en América Latina". México, Gernika, 1981. Por otra parte, apoyándonos en Paulo Freire: El diálogo:  No se agota en la mera relación yo-tu.  No puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni convertirse en un simple cambio de ideas consumadas por sus permutantes.  Tampoco es discusión guerrera, polémica, entre dos sujetos que no aspiran a comprometerse con la transformación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad.  No es mañoso instrumento del cual eche mano un sujeto para conquistar a otro. El diálogo:  Es el encuentro que solidariza la reflexión y acción entre los hombres (y las mujeres) encauzados(as) hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado.  Es el camino mediante el cual los hombres (y las mujeres) ganan significación en cuanto tales.  Es una exigencia existencial.  Es un acto creador. No hay, por otro lado, diálogo si no hay humildad. La pronunciación del mundo, con el cual los hombres (y las mujeres) la recrean permanentemente, no puede ser un acto arrogante. El diálogo, como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar, se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad. ¿Cómo puedo dialogar, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí? ¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre (o una mujer) diferente, virtuoso(a) por herencia, frente a los otros, meros objetos en quienes no reconozco otros "yo"? ¿Cómo puedo dialogar, si me siento participante de un "ghetto" de hombres puros (o mujeres puras), dueños(as) de la verdad y del saber, para quienes todos los que están fuera son "esa gente" o son "nativos inferiores"? ¿Cómo puedo dialogar, si parto de que la pronunciación del mundo es tarea de hombres selectos (o de mujeres selectas) y que la presencia de las masas en la historia es síntoma de su deterioro, el cual debo evitar? ¿Cómo puedo dialogar, si me cierro a la contribución de los otros (y de las otras), la cual jamás reconozco y hasta me siento ofendido(a) con ella? ¿Cómo puedo dialogar, si temo la superación y sí, sólo con pensar en ella, sufro y desfallezco? La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres (y las mujeres) que carecen de humildad, o aquellos(as) que la pierden, no pueden dialogar. Si alguien no es capaz de sentirse y saberse tan hombre (o tan mujer) como los otros (o las otras), significa que le falta mucho que caminar, para llegar al lugar de encuentro con ellos (y ellas). En este lugar de encuentro, no hay ignorantes absolutos ni sabios absolutos: hay hombres (y mujeres) que, en comunicación, buscan saber más. Atte. Algo para compartir jlnm